El papel tradicional de una agencia de viajes corporativos, enfocado básicamente a la gestión de billetes y alojamiento, es totalmente insuficiente. En un contexto marcado por las facilidades impuestas por las nuevas tecnologías y las plataformas en línea, los intermediarios tienen la obligación de aportar un valor añadido. Este valor adicional radica principalmente en las funciones de consultoría integral.