Un viaje de larga distancia en clase de negocios es sinónimo de llegar descansado: los aviones más modernos del mercado no sólo gozan de mejores sistemas de iluminación y presurización. Las compañías rivalizan en aquello que el pasajero más aprecia: su asiento y los servicios asociados a él. Habrá quien no se impaciente por llegar a destino.