Por Cristina Cunchillos
Viajar en clase business es un privilegio al que, según estudios recientes, cada vez acceden menos directivos. En el caso de las empresas españolas, el 90 % de los representantes que se desplazan, incluyendo cargos de alta responsabilidad, viajan en clase turista, según un informe de American Express Global Business Travel basado en datos de 2016. Se mantiene así la tendencia adoptada durante la crisis económica para ahorrar costes.
En este contexto, las compañías aéreas deben justificar más que nunca por qué merece la pena invertir en su parte delantera. Más allá de lo que todo el mundo sabe: el viaje es más placentero, se disfruta de un amplio espacio privado en el que dormir cómodamente, disfrutar de la mejor comida y entretenimiento, además de poder utilizar el lugar y el tiempo para trabajar de forma confortable y sin disputarse el espacio con el vecino.
¿Un gasto necesario?
Las reservas en este tipo de asiento suponen un gasto tan considerable que no suele ser visto como esencial. Por eso fue la primera parte del avión en disponer de sitios vacíos cuando llegaron los recortes. En algunos casos las empresas cambiaron la clase de negocios por la turista para reducir costes, en otros, fueron las propias compañías quienes crearon clases intermedias –turista premium– para satisfacer la necesidad de un asiento mejor que el más económico pero sin el precio de la business.
En otros casos, directamente los avances tecnológicos permitieron sustituir los desplazamientos y las reuniones cara a cara por teleconferencias, reduciendo el número de viajes a lo estrictamente necesario.
Según el estudio de American Express las reservas en la mejor clase se mantienen para los vuelos de larga distancia, cuando verdaderamente se aprecian los beneficios de esta cabina. Ciertas cosas no han cambiado: un ejecutivo que tiene que volar durante ocho horas o más para realizar una presentación, cerrar una venta o participar en una negociación importante necesita llegar descansado.
Si gracias a ello se gana un cliente o se firma un nuevo acuerdo el retorno en la inversión está garantizado.
Comodidad ante todo
El confort del pasajero durante un viaje largo es lo que da sentido a viajar en business. Por eso las aerolíneas no escatiman en comodidades: asientos que se convierten en camas completamente planas; mayor privacidad recurriendo a configuraciones de cabina diferentes; fácil acceso al pasillo en todas las plazas; una oferta gastronómica de calidad, y variada, diseñada por los mejores cocineros; amplia oferta de entretenimiento; cuidados neceseres de viaje con productos de marcas de lujo… son elementos que todas las aerolíneas deberían ofrecer en su clase de negocios ya que el cliente no espera menos.
Para diferenciarse entre aquéllas que apuestan claramente por el mejor asiento, las aerolíneas centran sus esfuerzos en la personalización del servicio y una mayor flexibilidad para ajustarse a lo que el pasajero necesita o desea, no solo durante el vuelo sino durante todo el proceso: desde la reserva hasta la llegada.
La tecnología ya no es un añadido que el viajero agradece. Cada vez más compañías ofrecen wi-fi a bordo, con conexión de calidad y a precios razonables cuando el servicio no va incluido en el precio.
En este aspecto, la prohibición de llevar ordenadores personales en cabina introducida en algunas rutas que conectan Estados Unidos y el Reino Unido con países de Oriente Medio y el Norte de África plantean nuevos retos: ¿Cómo responder al interés de invertir en la clase business para poder trabajar a bordo si el pasajero no puede disponer de sus dispositivos?
Compañías afectadas como Qatar Airways ya han respondido ofreciendo un servicio gratuito de préstamo de ordenadores portátiles a los clientes de la parte delantera.
Es un ejemplo de cómo las aerolíneas deben adaptarse continuamente a las necesidades de un viajero que exige la mejor experiencia de viaje posible. Ésa es la esencia de la clase business. No hay peor impresión para un cliente que invertir en la mayor calidad y encontrarse con un producto mediocre, sobre todo si el precio triplica el del servicio más económico.
Para este tema hemos entrevistado a:
Rodrigo Contreras
Director General de LATAM Airlines en Europa
“La comodidad no sólo afecta al viaje, también a los pasos previos”
Carolina Martinoli
Directora de Clientes de Iberia
“Nuestros salones son servicio complementario muy valorado”
Abigail Comber
Directora de Marca de British Airways
“Seremos los primeros en ofrecer una red 4G de alta velocidad”
Jansen Stafford
Director General de Cathay Pacific España
“Nuestro lema es ofrecer un buen servicio desde el corazón”
Verónica Catany-Rezk
Directora Comercial de Air France
“Lo que va a marcar la diferencia es la interacción humana”
Rodrigo Llaguno
Director de Atención a Clientes de Aeroméxico
“Debemos ofrecer una experiencia business ajustada al cliente”
Deryk Liew
Director General España y Portugal, Singapore Airlines
“Contamos con una de las tripulaciones mejor cualificadas”