Por Cristina Cunchillos
Cuando los clientes del DMC español Spain Emotions convocan a sus representantes para una reunión importante fuera de la oficina, los invitados se encuentran con la sorpresa de llegar a una bodega donde tendrán que poner a prueba su creatividad y buen paladar: el objetivo es crear su propio vino.
Divididos en equipos, los participantes tienen acceso a diferentes jugos de una variedad de uvas que han de mezclar, jugando con los sabores y aromas para encontrar, entre todos y con el apoyo de un enólogo, la mejor fórmula. Pero eso es solo el principio: una vez creado el vino, hay que llevarlo al mercado. Para ello, además de acordar un nombre y crear una etiqueta atractiva, los equipos tienen que pensar en la estrategia comercial y de marketing y diseñar un plan de acción para su lanzamiento.
Una vez completado el reto, un jurado de expertos enólogos se encarga de catar los diferentes vinos y elegir el ganador.